"FEMENINA BUS"
*gh*gh*

Se dejo seducir Carlos con la mirada de la más jovencita del burdel, era la amiga de Claudia, era Violeta, seducía con la mirada, con su atuendo casi transparente sin dejar nada a la imaginación, el diminuto ropaje le cubría solo la sensibilidad y el poco frío que se colaba por los poros del inmenso local, muchas miradas se yacían del baile entre sus caderas y sus muslos, los ojos penetraban su piel y se saciaban de excitación con solo imaginar, el hambre de tomar a la joven entre sus piernas no era escaso, el padrastro de Claudia recibía una gran cantidad de propuestas monetarias por Violeta, a decir verdad también por Claudia, lo avaro en su corazón mas de una vez intento venderla con intentos fallidos, para eso estaba su mamá que aunque no la veía constantemente y no estaba en ella la intuición de madre, la cuidaba desde aquel burdel, aquello parecía, era una subasta eso que se veía en la barra cada vez que salía a escena la aun señorita, ella no tomaba en cuenta a nadie más, ni a las miradas perdidas que se fijaban en ella, desde que supo que Carlos frecuentaba ese lugar se dio prisa por conseguir un trabajo ahí, y era obvio que lo tendría, estaba claro, tenía un cuerpo pronunciado perfecto, cara de inocencia y la sensualidad de fuera, seducir al responsable y protagonista de sus sueños bajos parecía llenarle el alma de atracción, de un juego prohibido requerido, como vivir una aventura a la mala pero placentera, por Don José no había inconvenientes, es más, también se hacía a la idea de que Claudia algún día trabajara para él en el prostíbulo, a su parecer Claudia y Violeta “Ya estaban en edad de merecer”. El prototipo de inocente seducción, era Claudia, con ojos que reflejan caricias, con labios atrayentes y deseables, con el pelo castaño que le cubría el panorama de mujer en el que un hombre impregna la mirada lo era todo: Seducción, dinero, excitación, placer, deseos, lascivia, perversidad, vileza, malicia y pecado.
Mientras que en “Femenina” no había frio ni resequedad en los labios, no existía ni siquiera el pudor, solo olía a sexo, humo, enervantes y a embriaguez.
Carlos:
Solía fantasear con Violeta cada vez que salía del burdel.

Nada comparado a ese día:

—Claudia por ser mi hijastra te va a costar más, pero la zorra de Violeta es mi tesoro así que tiene el mismo precio, no creas que no veo como las ves, como las deseas, dicen que Violeta por ser mas recatada puede ser más loca, pero de locas a locas Violeta no es una santa mira a donde se vino a meter, a Claudia solo le hace falta alguien que la llene, es cuestión de tiempo y de que alguien me llegue al precio, no te pierdas mucho muchacho ni te atrases te puedo echar la mano con quien quieras.
Fantasear no solo podía llegar a su fin, entendí las palabras de Don José, aun así no quería traicionar la confianza ni el amor de Claudia, pero por otra parte estaban mis ganas sobre las insinuaciones de Violeta.
Don José me tomo por el cuello, yo me levante entendiendo ese lenguaje, me llevo hasta un pasillo oscuro y frio con un solo foco que iluminaba una puerta entre cerrada y abierta de sus meretrices, me encamino hasta el fondo, ahí estaban unos baños al parecer sin uso y en malas condiciones, a la izquierda había una cortina que cubría la entrada de una habitación semi alumbrada, me dio una palmada en el hombro, fumo su puro exhalando sobre mi cabello el humo de su tabaco y entre la palmada que me daba, me dio un leve empujón, yo volteaba la mirada para ver su gesto, el tomaba una de sus manos para llevársela a su miembro y apretárselo en señal de erección, se dio media vuelta y regreso al bar del prostíbulo dejándome a mi encaminado al vestidor de alguna prostituta. Esa noche al igual que otras muchas si no es que mas me sentí completamente erupcionado de excitación, no sabía quien estaría detrás de la cortina, tenía algo para mí y quería saber que era, quite la cortina de mi camino y me envestí en el vestidor, ahí solo había un sofá, un enorme espejo del piso al techo, zapatillas y ropa en el suelo, un olor a moho y a humedad, en un costado estaba otra pequeña puerta, al entrarme más hice un pequeño ruido y al fondo de la puerta alguien grito:
_“pasa, estoy aquí”
_! Dios mío ¡
Irrumpí, era Violeta arreglándose para salir al burdel, mi corazón palpito fuera de lo normal, mi cuerpo se lleno aun mas de excitación, creí, pensé, era mi momento con Violeta, seguí mis pasos dejándome llevar por las circunstancias, llegándome a la puerta mire el pabellón que dejaba ver la silueta de Violeta, era perfecta, se veía como una diosa, como un maniquí de aparador seduciendo mi momento.
_ Pasa no te quedes ahí, Claudia no está aquí y aunque así fuera seriamos las dos solo para ti.

Ya en otra instancia, fuera de los vestidores, parado en la barra del bar, a lo lejos Don José me veía moviendo la cabeza como afirmando algo, su sombrero le esparcía el humo en la cara haciéndolo ver más tenebroso, yo tome la bebida que había pedido y la ingerí de golpe sintiendo el ardor del alcohol en mi garganta, ya no espere a que saliera Violeta, tome otro trago y salí de “Femenina”.
Hacía mucho frio, lo note al poner el primer pie fuera del burdel, dentro de ella el ambiente pecaminoso lo hace cálido. Otra vez salí del prostíbulo con ganas de orinar después de descomunal excitación mi vejiga quedo colapsada, aun así, llevaba la satisfacción de inesperado momento con Violeta pululando por todos mis poros, aun el miembro lo tenía entre la meseta y la resolución, en ese estado sería incomodo hacer mis necesidades, envestí la caminata a casa, pensaba, pensaba, pensaba, Claudia, Violeta, Violeta, Claudia, la figura y el momento de Violeta no se me borraban de la mente, a demás las quería ahí por puro placer, recordar escena por escena me transportaban de nuevo a aquel momento, ya para los muchos pasos que había dado el frío fue severo hasta hacer ceder mi virilidad para detenerme en un deshuesadero lleno de cacharros viejos cerca de la casa de Claudia, tome la postura de un compás abriendo ligeramente mis piernas bajando el cierre de mi pantalón y después mi braga, al sujetar mi miembro el recuerdo de Violeta me consumía en un sentimiento de placer, alcé la mirada al cielo para terminar de orinar entre que recordaba, mi mano se apego a mi miembro no queriendo sucumbir y con ganas de llevar a cabo el acto que debiera ser con Violeta, el placer se hacía presente, diminutamente milímetro a milímetro sentía como la excitación afirmaba mi miembro y lo hacía vigoroso. Así, me recargué en un auto desvalijado, viejo y sucio que estaba a mi lado acomodándome para hacer perecer mis deseos carnales auto complaciéndome yo mismo, me desabroche el pantalón bajándomelo a medio muslo con la ropa interior a la misma altura, termine por eyacular millones de escenas imaginativas con Violeta y yo dentro de ella. Me limpie el resto de mis fluidos de la mano, me reajuste la ropa y retomé el camino a casa.
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