LA LEYENDA DE FARIAN II

Los Ojos de La Bruja
CAPITULO II


Sialmar antes Solfamía, estaba ubicada en un extremo del bosque, entre las chozas de los magos del centro y el rio Siho que la rodea por un extremo, en su entrada tenia  un gran pórtico magnificente a la vista con una leyenda inscrita en ella que decía; Solfámia la Inexistente, tenía también inscripciones que relataban una historia desconocida, los magos del centro que eran ancianos cabizbajos contaban que fue escrito por una hada nodriza, decían que este relato narraba como un hada camino a la mortalidad sin más esperanzas de vida sepulto en el bosque sentimientos desconocidos que había capturado en una resina llamada ámbar 
 
por eso en las noches cuando los magos salían  a comerse los hongos que solo nacen y mueren en la oscuridad una voz les susurraba al oído, la voz provenía del peñasco que se encontraba a fuera del bosque, era como un aliento de un ser desesperado, una expresión de maldad condenado a sufrimiento, al mismo tiempo que podían oír los lamentos de la bruja podían ver salir el ámbar del lago Argot reflejándose en la silueta de la blanca luna, por el temor de lo que escuchaban y veían, los magos se encerraban en sus chozas hasta el amanecer; Farian había cumplido la ultima promesa que se había hecho ella misma, así que decidió internarse en la profundidad del lago Argot por un tiempo y la mitad de este, a la ausencia de amor y maldad en Sialmar no habían sentimientos ahora el frio podía hacerse más notorio, se podía sentir por las hojas secas en el suelo y la neblina sobre los lagos, por el viento que envuelve en los recuerdos y dice que aun no se pueden cerrar los ojos con seguridad y es que el miedo deambula en los márgenes del bosque, los gemidos de piedad aun se oyen sobre las chozas de los magos que habitan en el bosque, la maldad no cesa, no se puede terminar con ella, más que el miedo de una cueva oscura en la cima de los peñascos, el temor de que las cadenas que atormentan a la bruja algún día puedan ceder existe el temor al ámbar de la nodriza. A doscientos cincuenta años de la onomástica de la antigua generación de hadas diaconisas de Sialmar se citó a cabo la celebración de la conmemoración de las sacerdotisas, hacía tiempo que esta celebración no se realizaba por la muerte de la vida en la noche a causa de la maldad de la bruja, las hadas aprendices estaban siendo dispuestas para este acto, todo se llevaba a cabo a la perfección en perfecto orden, no había temor en la bruja ni en los trolls de los que nada se sabía, dicen algunos roedores que todavía cada primavera bajan al pie del peñasco a alimentarse del cruce de las mariposas, otros cuentan que se encuentran encadenados a lado de la bruja como suplicando compasión por ella, en el bosque ya no había temor a los magos, escasamente ni a las sirenas;  para la conmemoración todas las hadas se alistaban vistiendo de cornalinas y ágatas sobre sus diademas, sobre sus cuerpos se cubrieron de pétalos de  lirios y hojas de narcisos cocidas con seda de orugas, este día todas las hadas fueron llevadas al desierto Hozt para que renacieran como tenía que ser, puesto que había llegado invierno y la nueva descendencia de hadas tenía que renovarse, el único árbol seco es este que se encontraba a orillas de Sialmar en el desierto Hozt, las flores tiernas fueron llevadas desde Sialmar en un recipiente de cristal, todas las hadas de esta especie fueron trasladadas por las liebres, ellas tenían que estar presentes para escribir en el libro de las crónicas, al caer la noche todo estaba preparado, cada diaconisa tomaba una daga para abrir el cuerpo pulcro del hada extrayéndole las entrañas y el corazón, la sangre era traída de vuelta al bosque para dárselas de beber a los sapos y que produjeran mas veneno, una a una las hadas eran acomodadas sobre el pie del árbol, tomaban las flores colocándolas alrededor de ellas y del árbol, la luna parecía mirar con tristeza el acto, quizá no todas las hadas alcanzarían a renacer de entre las llamas, esta era la tristeza de la luna y para esto estaban las liebres para ser testigos de cuantas hadas podían ser probadas por el fuego y no quedar en sus manos, las sacerdotisas se dispusieron a prender en llamas al árbol seco, este poco a poco empezó a devorar una a una cada hada hasta hacer un ardor y una llamarada enorme vista hasta el oriente del bosque de Sialmar, la noche guardó silencio y la luna se cubría de mas tristeza, era luna llena, renaciente como las próximas hadas que vendrían a ser, al estar en su punto la llama del árbol era hora de ver el valor de las hadas que renacían, fue la primera naciente al alumbramiento débil de la luz de la madrugada la que renació de las llamas le siguieron unas cientas mas después de ella, las ultimas estaban sobre el amanecer hasta que se acabo el fuego en el árbol seco, las liebres se soltaron en llanto y en tristeza y es que el fuego había consumido más de lo esperado una gran parte de hadas, así es un ciclo para ellas y para cada especie, ya a la claridad de la luz del día se selló el libro de las crónicas de Sialmar contando a las hadas paran abrirse paso al bosque.
Después de que Farian liberó a las hadas de la maldad de los magos y de la bruja se adentro en un sueño profundo con Brión a su lado, dormitaba sin saberse hasta cuando en una esfera acumulada en el corazón del lago Argot en una desconocida resina. Al poseer poder, Farian descubría sentimientos en ella mientras soñaba en el ámbar, por consiguiente aun a la oscuridad de la siguiente noche se realizaba la conmemoración de la antigua generación de hadas diaconisas de Sialmar todo con enorme esplendor, con el brillo de las nuevas hadas, con cantos de indefinibles sirenas, a vista de la luna en presencia de los magos del sur y todos los seres del bosque, puesto que esto tenía que ser escrito en las crónicas y por ser Farian parte de la ultima especie de su especie tenía que hacerse presente, sin embargo a nadie le interesaba, todas las hadas estaban en presunción por su esplendor admirándose una de otra; y si bien el canto de una sirena podía matar a un mago o a un hada, podía hacer más que eso, despertar del sueño a Farian, y así fue, Farian despertó apesadumbrada, entristecida y con una lagrima desconocida y fría en los ojos, al estar en ella la mortandad su corazón se lleno de rabia ante el acto de las demás hadas, en ella nació la decepción, a lo lejos Farian podía oír la algarabía de la celebración y no podía entender que pasaba dentro de ella, ¿era rabia, coraje o envidia? Ella desconocía esto así que se sentó, contemplo la luna, ahogo su sentir en la oscuridad, tomo una posición de feto y cubrió su cuerpo helado con corteza de árboles secos, cuando el frio había mitigado su tristeza sujetó a Brión y aun con sentimientos brotando de ella enardecida tomó tiranía, salió del lago Argot y con autoridad abrió las inmensas puertas de Sialmar como lo hacían los magos, el poder en ella sobrepasaba la fuerza de la bruja y de los magos, cruzo el pórtico y anduvo por un estrecho de terracota hasta llegar frente a las diaconisas, miro degradante a cada hada,  sujetando a Brión con fuerza y con sus puños cerrados golpeo el suelo llamando la atención de todas las hadas, se callaron las sirenas  y el esplendor de la celebración se apago, por miedo a Farian las sacerdotisas cubrieron sobre su regazo a las hadas, los magos viejos eran los únicos que podían enfrentar a Farian pero no querían porque ella era única y había devuelto la vida a Sialmar, pero tampoco podían permitir su dictadura, se acerco un sabio a ella, con su magia la congelo penetrando sobre su mirada sabiduría le dijo la verdad del ámbar y que la única que podía hablarle de eso era la bruja; que no hiciera lo mismo que la nodriza, ella por revelarse fue desterrada a la mortalidad y en venganza había ocultado el ámbar en algún lugar del bosque para que quien lo tomara conservara adherida a su piel sentimientos de personas mortales y acabara ella misma con todas las hadas, Farian tendría que ser doblemente fuerte y valiente para confrontar a la bruja y mas para dejarla salir del odre viejo que la tenia cautiva, Farian entendió su propósito, pero se negaba buscar su propia muerte, al tomar de la rosa del éxtasis era mortal aunque con poder, mortal, así que los magos del centro los más sabios dedujeron instruir a Farian en conocimiento para que al final de un tiempo fuera capaz de entender el lenguaje fluido de la bruja y es que el poder de la bruja se concentraba en su conocimiento y en el uso que le daba, ella sabia como emplearlo porque se había involucrado con la enseñanza de los magos cuando adquirió el afecto de un sabio de antaño; él le revelo la escritura de las liebres, la lengua de las sirenas y como descifrar la luz, la oscuridad y la vida misma, este conocimiento solo lo poseen ellos de entre todas las criaturas del bosque. Pasando el tiempo de la instrucción de Farian emprendió el camino al peñasco de la bruja, aun alcanzo a mirar el lago Argot con tristeza recordándose a sí misma, salió de Sialmar abriendo sus puertas con delicadeza, al estar afuera el pórtico se cerró con ataduras de enredaderas de entre la vegetación del bosque, al llegar debajo del peñasco Farian sacudió un frondoso árbol que se encontraba en los márgenes del bosque, cuando cayeron sus hojas con un hechizo las convirtió en mariposas,
los trolls al oír sus aleteos salieron del peñasco, Farian respiro profundamente y subió a la cima cubriéndose con polvo de hadas se apresuro a abrir el frasco en donde estaba la bruja antes de que los trolls subieran, al dejar escapar a la bruja Farian sentía temor, el temor le inundaba el cuerpo, sus respiraciones y sus latidos se hacían más fuertes, la conciencia de la bruja había permanecido en el bosque así que sabía que pasaba sobre los sentimientos de Farian, sabía que Farian llegaría a ella un día, no oculto nada de lo que sabía y le declaro a Farian lo que quería saber, revelo la inscripción en la entrada de Solfamía, menciono que la inscripción decía que el ámbar no contenía sentimientos buenos como los magos creían, la nodriza había peleado con la bruja y la bruja la hizo mortal de esta forma no podía entrar a Solfamía porque seria inexistente para ella,
la nodriza paso vigilias enteras afuera del gran pórtico en la entrada del bosque, aun las liebres que antes la alimentaban empezaron a despreciarla, olvidarla porque su aspecto se había tornado maltrecho, fatigado, escuálida y  demacrada, al ser solo dos de la especie de Farian se sabía que ella era su nodriza Farian no era la única, el ámbar había sido preparada especialmente para ella, Farian no se creía las palabras de la bruja, se tornaba distante, se estremecía, deambulaba de un lado a otro no aceptando lo que oía, otra vez con rabia sobre ella, con autoridad encadeno a la bruja con un hechizo, rompió el frasco de vidrio en el que estaba y creo uno crisolito de piedra calcárea, fue un tiempo y la mitad de otro para que pasara esto  y en el libro de las crónicas de Sialmar no se encuentra nada de esto escrito permanece una hoja en blanco que al fin de un ciclo de vida las liebres tienen que escribir la verdad sobre esto; Farian permanece perdida desde esa noche aun no se han oído sus respiraciones sobre Sialmar.



Segunda Parte.